Que yo recuerde, mi primer amor imposible fue la Dama de Elche. Yo tenía, creo, nueve años y había en casa un Atlas de Historia del Arte, en colores, con catedrales y pinturas, renacentistas, barrocas... y la Dama. Es difícil evocar, mucho menos tratar de reproducir, lo que sentía cada vez que la miraba. ¿Éxtasis? Era una sensación física, una erección mental, una ensoñación vital. Estaba enamorado de ella, de sus ojos muertos, de su extraño y ampuloso tocado. Y de sus labios. Creo que una vez besé la imagen, pero es un recuerdo que he preferido reprimir por ridículo. Y no creo que haya sentido nada. Pero lo que no dudo es que soñaba y me prometía que un día iría a España y la besaría. Un beso que sería la culminación de nuestro idilio.
También podría asegurar que el romance terminó cuando descubrí, más temprano que tarde sin reposo, la damas y los besos reales. Un proceso natural, pongamos. Sin embargo, me da en pensar que aquella precoz vocación por el arte y las mujeres, uno y el mismo, tienen no un tronco común, sino una piedra común, y no es ni la piedra Rosetta, ni los glifos mayas, y para el caso ni la manca Venus de Milo, ni toda la historia escrita en piedra, ni grandes batallas, ni héroes o dioses, sino la Dama de Elche, arrancada a la tierra, mineral, primigenia, pétrea, incólume, intocable, inaccesible. Esa mujer que nace, no de la costilla, sino del cincel, el martillo y los sueños de un hombre.
Oí después que su autenticidad había sido cuestionada, que no era tan antigua, cosas así. Supongo que eso es importante para los historiadores del arte. Pero para mí, que descubrí el arte por esa mujer, y que todo el arte nace del deseo, de la evocación... de una mujer, no hay ninguna duda al respecto: es más que auténtica, es una mujer real. Y aún siento que le debo aquel beso, esta locura.
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2 comentarios:
Va, bésela
Me encantó tu blog y cómo escribes. Tu narrativa tiene algo entre líneas, muy sútil, que me movió mucho. Me recordó muchas cosas y conecté con memorias de mi propia historia a las que jamás hubiera llegado sola... gracias. También me sentí en una nueva realidad, fue como descubrir Macondo, aunque cada quien tiene su versión de Macondo ;)
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